El domingo próximo serán las Elecciones Internas del Frente Amplio. De las mismas, saldrán proclamados, entre otros muchos cargos que están en juego, el Presidente y el Plenario Nacional de esa fuerza política. Más allá de los mensajes de unidad, todos los participantes de la elección son conscientes de la importancia que tiene su resultado para el futuro de la coalición de izquierda, el gobierno de Mujica y el sistema político uruguayo.
Más allá de desconocerse cuáles serán finalmente las facultades y los cometidos del futuro Presidente del Frente Amplio, saber quién será el sucesor de Jorge Brovetto al frente de la “izquierda nacional” parece ser la gran pregunta que se hacen todos en el ambiente político. Sin embargo, sin restarle importancia a la Presidencia, el verdadero centro de poder que está en juego el próximo domingo es el Plenario Nacional que, como se ha visto en los últimos años, es quien tiene la última palabra a la hora de definir los rumbos de la coalición.
Sin querer entrar a fondo con los sistemas electorales elegidos para dichos órganos de conducción, la realidad marca que la elección de Presidente de la coalición tiene su peso sobre la elección de los integrantes del Plenario Nacional, por lo pronto para aquellos integrantes que representarán a los distintos sectores. Como se sabe, en el caso de los representantes de los comités de base, tanto de Montevideo como del Interior, el peso del Partido Comunista (PCU) y del Movimiento de Participación Popular (MPP) innegablemente supera al del resto.
Debido a ello, más allá de lo que cuentan las encuestas, quien gane la elección a Presidente difícilmente tendrá el respaldo de la mayoría del Plenario Nacional. Por un lado, en los casos de Mónica Xavier, que representa al Partido Socialista (PS) y al “astorismo” o Frente Liber Seregni (FLS), y de Enrique Rubio, candidato de la Vertiente Artiguista (VA) y los grupos de Diego Canepá, Pro-Secretario de Presidencia, y Raúl Sendic, Presidente de ANCAP, sería necesaria una victoria aplastante en la Elección Presidencial para poder compensar la debilidad que tienen sus sectores políticos a nivel de los comités de base. Al mismo tiempo, debería suceder una catástrofe electoral del PCU y del MPP. Difícilmente estemos en un caso de esos.
Por el otro lado, en el caso de caso de Juan Castillo (PCU), que aparece último en todas las encuestas, la intención de su candidatura parece más bien reforzar la posición que su sector logra en los comités de base. Por último, Ernesto Agazzi (MPP) parece ser el único candidato, más allá de las dificultades para lograrlo dada la combinación de resultados que deberían darse el domingo, que podría aspirar a ser Presidente y a tener el respaldo de la mayoría de los integrantes del Plenario Nacional. Sería muy difícil pero no imposible.
De esta forma, quien resulte Presidente del Frente Amplio deberá generar consensos extra-sectoriales en el Plenario Nacional para imponer sus propuestas de cambio para el partido. Difícil reto tendrá el futuro mandatario teniendo en cuenta las diferentes posturas y las rencillas internas que se han dado entre los distintos grupos en el pasado no lejano. No obstante, no son las únicas condicionantes que tendrá el ganador en los próximos dos años.
Más allá de la estructura partidaria, y por distintas razones, el futuro Presidente del Frente Amplio tendrá que convivir con el peso de, al menos, dos figuras políticas de enorme peso tanto en lo partidario como en lo nacional. Para empezar, José Mujica será el Presidente de la República por casi tres años más. Por ello, parte de la relación partido-gobierno pasará por la relación que pueda establecerse entre el futuro Presidente del FA y Mujica. Más allá de las declaraciones, las diferencias políticas entre algunos de los candidatos y Mujica no harán fácil dicha situación para ninguno. Hasta en el caso que gane Ernesto Agazzi, impuesto por la denominada “barra del MPP” por sobre las preferencias de Mujica, existen razones para pensar que existen diferencias entre el sector y el Presidente, en distintos temas, como para que la coordinación sea todo lo efectiva que el gobierno nacional puede llegar a necesitar.
En segundo lugar, el peso político, en propios y extraños, que posee Tabaré Vázquez puede ser un problema, o no, para el próximo Presidente de la coalición. La poca simpatía que despierta la candidatura de Vázquez en el MPP, que sólo la aceptaría como forma de asegurar un tercer mandato al FA, complica el futuro en caso que ese sector político logre que Ernesto Agazzi sea Presidente y, a la vez, ese sector logre controlar una importante porción del Plenario Nacional. A su vez, si bien Enrique Rubio y Mónica Xavier, más allá de algunas diferencias, parecen candidatos mucho más cercanos al ex-Presidente, la necesidad de ampliar los respaldos que estos logren en el Plenario, podría llevar a la necesidad de un entendimiento entre Vázquez y el PCU. El mismo, casi seguro, tendrá importantes costos, en términos de condicionamientos de la izquierda más ortodoxa del FA, para la estrategia centrista que Vázquez deberá llevar adelante si pretende acceder nuevamente a la Presidencia.
Hagamos un ejercicio mental. Imaginemos, por un momento, la posibilidad, para nada descabellada, en la que Ernesto Agazzi (MPP) sea el Presidente del FA y que su sector logre, apoyado en el PCU, la mayoría del Plenario Nacional. A su vez, Mujica, apoyado por los nuevos sectores de Canepá y Sendic, se planta en una posición equidistante entre “la barra del MPP” y los sectores más moderados de la fuerza política. Por último, sumemos a Vázquez, ya en carrera por la Presidencia de la República en 2014, apoyado en los sectores moderados, en el que podría reunir al Partido Socialista, el “astorismo” y a la Vertiente Artiguista, presentándose como alternativa a la izquierda más ortodoxa pero alejándose de la gestión actual. ¿Es una locura pensar que los próximos tres años del gobierno de Mujica pueden ser aún más trabados y complicados políticamente que los dos años que acaban de cumplirse en marzo pasado?
La cantidad de posibilidades y variables a tener en cuenta es tan grande que es imposible resumirlas en este breve análisis. Sin embargo, sea este el escenario, o alguno de los otros muchos que pueden llegar a darse a partir del próximo domingo, la realidad es que en las Elecciones Internas del Frente Amplio se está jugando mucho más de lo que se está publicitando desde el propio partido o la prensa. Y el partido más importante se podría estar jugando en lugares en donde no se está haciendo foco, por lo menos hasta este momento.
Este lugar queda abierto para que todos hagan sus aportes, comentarios y críticas, a esta perspectiva. Y está abierto a todos, más allá de los frenteamplistas, que están atentos a las consecuencias políticas de una elección que seguramente marcará un mojón en el camino del Frente Amplio hacia la Elección Presidencial de 2014.