Y un día Vázquez reapareció. Y se convirtió por una semana, por lo menos, en el centro de la atención de los medios de comunicación y, por ende, de la ciudadanía. Los catedráticos y los profesionales de la opinión se pasaron días y días buscando razones y consecuencias de la salida en escena del ex–Presidente. Sus más fervientes seguidores pasaron a sentir un triunfalismo desmesurado que contagió a más de un periodista que no se despeinó al anunciar que la carrera estaba ya ganada. Sin embargo, y más allá de todas esas consideraciones, lo más importante es que terminó de definir el mapa político de nuestro país desde aquí hasta las Elecciones Nacionales de 2014.
Para bien o para mal, queda a criterio de cada uno que visión prefiere, la realidad marca que ya están casi todos los Candidatos a la Presidencia de la República en 2014. Casi todos están, por no decir todos, porque a más de tres años y medio del acto eleccionario, en un país que no se vanagloria de cambios drásticos en ningún área de su quehacer, los principales referentes políticos ya están marcando el camino a la interna de cada uno de sus partidos con la proa puesta en noviembre de 2014. Y si alguno falta definir si será candidato, en realidad está en plena lucha interna por su supervivencia y no se lo puede aún descartar de la carrera por el sillón presidencial.
Volviendo a Vázquez, la salida a escena del oncólogo más famoso del país terminó por marcar el futuro interno del oficialismo. Aunque es importante recordar el estilo “contradictorio” de los dichos y las acciones del ex-mandatario, es una semana se mostró como soporte principal del gobernante actual, cercano a posturas de los sectores más izquierdistas de la coalición y en franca oposición al Vice-Presidente y su equipo económico. Aprovechando un centro periodístico, de los que siempre le llegan, mostró su postura actual señalando a Sendic, como portador de apellido famoso, como su posible compañero de fórmula. Igualmente, minutos después, indicó que existían otros nombres factibles para la candidatura, tantos como perfiles diferentes pueda querer manejar llegado el caso. Ahora en el FA será difícil asomar la cabeza para 2014.
En el Partido Nacional, el segundo partido político en votos en 2009, tiene la interna más convulsionada del espectro político. Sin embargo, los referentes políticos parecen firmes por más críticas que reciban. Larrañaga, cuestionado por su postura demasiado cercana a Mujica, no parece tener rivales a la interna de Alianza Nacional. Los nuevos grupos, principalmente organizados en el entorno de los Intendentes del interior del país, le aseguran su apoyo pero con su propia lista al Senado. Lacalle, pasada la autocrítica electoral, si bien parece tener más dificultades para pensar en una nueva candidatura, sigue teniendo la decisión en sus manos. Por más que a la interna de Unidad Nacional lo critican, nadie puede desplazarlo. Su capacidad de propuesta y su sólido apoyo popular, por lo pronto entre los votantes del ala herrerista de los blancos, le aseguran tener el sartén por el mango. A tal punto es capaz de definir él mismo su futura candidatura que parece dispuesto a ponerse a un costado a esperar que el paso del tiempo, y el desgaste de sus críticos, le permita reaparecer como el “salvador” del sector y el único capaz de arrebatar la candidatura del nacionalismo a Larrañaga.
En el Partido Colorado, el tercero en discordia en una carrera presidencial, la situación aparece como cantada. Bordaberry será el candidato presidencial colorado. Cada vez más, el Senador y líder de Vamos Uruguay se muestra como el principal referente partidario. Si “Propuesta Batllista”, con Amorin y Viera a la cabeza, pensaba que la centralidad de Bordaberry iba a caer luego de la Elección 2009, se han equivocado. La diferencia entre VU y PROBA ha aumentado en la consideración de los colorados. Basado en su superioridad en los órganos de decisión del partido y la falta de capacidad de PROBA para sobresalir en la escena política, se le hace muy sencillo a Bordaberry aumentar su apoyo entre los colorados. Sin embargo, la facilidad con que el nuevo líder podría imponerse a la interna es un problema electoral importante para el Partido Colorado en su intención de pelear por un lugar en el próximo Ballotage.
Más allá de las internas de cada uno de los partidos, es importante analizar el estado de situación de la opinión pública con respecto a los partidos políticos. Aunque parezca mentira, para poder realizar este análisis se encuentra disponible solamente una encuesta de noviembre de 2010. FACTUM, de Eduardo Botinelli, es la única consultora que se ha preocupado por indagar en este tema. Otras encuestadoras se centraron en la evaluación de la marcha del gobierno de Mujica e infieren de ellos aparentes cambios en la opinión. Sin embargo, para este análisis, preferimos datos directos sobre cómo se paran hoy los uruguayos. Apoyado en ese trabajo, y en la señalada estabilidad del voto en Uruguay, veamos algunas ideas que se pueden extraer de los números.
Lo fácil de ver es que, a un año de la Elección 2009, los tres partidos políticos más importantes del país ven caer su apoyo electoral. Por más que, en los partidos tradicionales, los líderes siguen siendo los mismos que un año atrás, un importante número de sus votantes, tanto colorados como blancos, aparecen expectantes de sus futuros movimientos para definir qué postura tomarán. La “izquierda” también sufre una importante caída en su apoyo, mientras los partidos menores aparecen como más cercanos a repetir sus menguadas votaciones anteriores. El único partido que parece fortalecerse es el de los “desilusionados” políticos. Si bien las Elecciones Departamentales de 2010 ya mostraban que uno de cada diez uruguayos renegaba de los partidos, todos esperaban que fuera un suceso puntual. Sin embargo, meses después, el mismo porcentaje de uruguayos parece alejado de los políticos y sus organizaciones.
Más allá de todo ello, es necesario analizar las tendencias para poder sacar alguna idea en limpio. Si nos fijamos en el mismo trabajo de FACTUM pero realizado un par de meses antes, otras sorpresas pueden aparecer. Si bien los tres partidos principales caen de setiembre a noviembre, el Frente Amplio cae mucho más que los partidos fundacionales. Sin embargo, los frenteamplistas desilusionados no cruzan la frontera hacia los partidos tradicionales. A su vez, lo mismo sucede a la inversa. Entonces, todos esos votantes se refugian en el voto en blanco o anulado, el cual se duplica en dos meses, pasando de 5% al 10%. Sin embargo, más allá de la caída generalizada, la distancia entre los dos bloques, si bien cae un par de puntos porcentuales, parece que se mantiene en dos dígitos, rondando el entorno de los 10%.
A esta altura, y relacionando todo con el comienzo del artículo, es posible que alguien señale: “pero aquí falta saber cómo influye Vázquez y su candidatura en el voto de los uruguayos”. Por ello se hace útil analizar los datos de “voto personalizado” que FACTUM también provee. Que Vázquez sea el candidato del FA hace aumentar el caudal electoral de la “izquierda” en cuatro puntos porcentuales; Lacalle y Larrañaga suman dos puntos a los blancos; mientras Bordaberry hace sumar tres puntos a los colorados. Así estamos parados los uruguayos a más de tres años de la elección.
De esta forma, si bien el 24% de los uruguayos, en condiciones de votar, ante la pregunta sobre a qué partido votaría en las próximas elecciones dice que no sabe a cuál votar o que votaría en blanco o anulado, un 9% si sabe a qué candidato votaría. Sin embargo, al interior del resto del grupo existen situaciones diferentes. Existe, por lo menos, un 3% que tiene por costumbre, según los datos de todas las elecciones anteriores, no votar a ningún político. Por ende, existe un 12% de uruguayos que serían el centro de la disputa entre los partidos que tienen posibilidades de ganar el sillón presidencial. Dentro de ese grupo, los “desilusionados políticos” estarían en el entorno del 6%, mientras los “indefinidos políticos” andarían en otro tanto.
La lucha de Vázquez será, más allá de solidificar su actual base de apoyo, atraer nuevamente a sus huestes entre dos y tres puntos porcentuales para asegurarse la victoria, por lo menos en segunda vuelta. El Partido Nacional, además de resolver sus diferentes internas, tiene por delante un doble desafío. Por un lado, debe trabajar para que los votos de cada uno de sus líderes permanezcan sin importar quién sea el ganador de la interna, y, por el otro, tratar de mantener distancia con el Partido Colorado. A su vez, Bordaberry, debe exigirse para superar la distancia de siete puntos que hoy los blancos llevan en el camino por ser la alternativa en un eventual Ballotage 2014. Al mismo tiempo, ambos partidos tradicionales deberán ser capaces de, combinando dosis de “conflicto” y “cooperación”, erosionar la base electoral del FA, si es quieren volver a ser la mayoría del Parlamento en el próximo período. Los casi 10 puntos porcentuales que separan al FA del bloque tradicional, parecen demasiada distancia si se quiere pensar en una victoria de los partidos fundacionales en la próxima elección nacional.
No piensen que, como muchos otros, me quedo en un simple diagnóstico y no pienso aportar ideas sobre el cómo cada uno puede cumplir con sus objetivos. Sin embargo, el tema de las estrategias prometo que será un tema a tocar en el futuro cercano, seguramente más próximo al inicio del “2011 a la uruguaya”.