lunes, 13 de diciembre de 2010

Señales a Futuro

    
A esta altura parece difícil negar que exista una baja en la evaluación popular sobre el gobierno. Veamos algunos números. Las únicas dos encuestadoras que presentan datos a noviembre son Factum y Cifra. Para Factum existe una caída de la imagen positiva del gobierno, que pasó de un 72% al 59% entre agosto y noviembre, y un aumento de la negativa que trepó del 9% al 23% en ese lapso. A su vez, Cifra señala que la imagen positiva del gobierno también muestra una caída, pasó de 66% a 58% de abril a noviembre, y un aumento de la negativa, del 6% al 18% en el período. De esta forma, ambas consultoras muestran comportamientos similares, aunque las variaciones son menores para Cifra que las señaladas por Factum.


Si bien la caída estaría relacionada fuertemente con los votantes de los partidos tradicionales, la misma es el primer indicador sobre que algo está pasando. No obstante, lo que está más en entredicho son las razones. Existen aquellos que se basan en el fin de la “luna de miel” del novel gobernante para restar trascendencia al asunto. Sin embargo, en corrillos de ministerios, entes, sedes partidarias, la academia y hasta en la propia calle, se escuchan otras apuestas que explican la situación en virtud de las propias acciones, o inacciones, del gobierno. 
           
El primer problema que aparece en la mayoría de los análisis de entendidos y ciudadanos es la sobreexposición del Presidente. A diferencia de su antecesor, Mujica decidió realizar columnas semanales en radio, como lo hacen otros mandatarios de la región. En la misma, una vez sí y otra también, el mandatario utiliza el micrófono para opinar, informar, criticar, proclamar, etc.. No obstante, como si eso le fuera poco, no pierde oportunidad de hablar en actos, homenajes o premiaciones, ya sea en el estrado o para la prensa. Es un razonamiento en voz alta constante que no permite discernir entre deseos y acciones. Para colmo, las medidas de gobierno muchas veces se han dado de lleno contra sus manifestaciones. En esos momentos, en que se hace patente la contradicción, el Presidente ha marcado su disconformidad con la realidad del hacer. Y eso la ciudadanía lo siente y traduce, tarde o temprano, en esa “sensación térmica” que se vive.
           
Más allá de los dichos del Presidente, existen otras declaraciones que complicaron. Altos funcionarios de gobierno han salido a la prensa con declaraciones que han desarmado tanto la estrategia del FA como del propio gobierno. Desde el Canciller Almagro, con la “ilegalización” de la Caducidad, al Secretario de Presidencia Breccia, con la minoridad infractora, sus declaraciones crearon problemas dentro de la fuerza política que sólo se descomprimieron cuando Mujica se distanció de las opiniones de sus colaboradores. Eso con Vázquez no pasaba.


A diferencia de Mujica, el ex-presidente mostraba un mayor liderazgo dentro del FA. No existían declaraciones oficiales sin la “bendición” de Vázquez. El ex-mandatario era mucho más de delegar las acciones concretas pero mantener el control único sobre las decisiones. A su vez, si bien el “Pepe” está detrás de todo lo que hace al gobierno, no parece tener en sus manos el control de su gobierno. Desde los noventa, su época de Intendente, el oncólogo acuño la frase “acatan o se van”. El  ex–Edil Zabalza, ex tupamaro, fue por aquél tiempo la primera baja de su férreo liderazgo. Sin embargo, hoy en día, tres senadores se rebelaron, frente a la “Ilegalización” de la Ley de Caducidad, dejando al gobierno de Mújica y al FA con las “ruedas hacia arriba”. Eso tampoco pasaba con Vázquez.
           
Las posturas del Partido Comunista son otro buen ejemplo de las diferencias entre las administraciones del FA. La alianza entre el PC y el MPP aseguraron la candidatura oficial de Mujica por el FA y la posterior victoria en la interna, contra el, ahora Vicepresidente, Cdor. Astori que era el preferido de Vázquez. Sin embargo, el grupo liderado por el Senador Lorier es el mayor crítico de la administración Mujica. Al punto de hablar de “desilusión”. Si bien el PC fue siempre muy crítico con el dúo Vázquez-Astori, acusándolos de continuar con el modelo económico de los gobiernos “blanquicolorados”, nunca utilizo tan grueso calibre contra el anterior gobierno.


Es notorio que el peso del PC es muy bajo en el Parlamento. No obstante, el mismo se hace sentir tanto en las cúpulas sindicales como en los órganos de gobierno de la fuerza política. Y en ellos ha declarado la guerra al gobierno. La conflictividad laboral que se vive hoy en día tiene base en la alianza entre comunistas y radicales. La misma ha llevado a que sectores como la banca o los funcionarios de la administración central, se hayan lanzado a una guerra sin cuartel contra el gobierno. Lo más paradójico es que el gobierno no ha podido sacar ningún rédito de la misma. Si bien para la mayoría de la ciudadanía las acciones de esos sindicatos son percibidas como injustificadas, por la buena situación que gozan esos trabajadores, la inacción del gobierno ante las mismas recibe peores calificativos. Hasta la IMM, con Intendente comunista al frente, está sufriendo la conflictividad en carne propia. Así, ADEOM también termina complicando al gobierno nacional al tapizar la capital de basura.


Ante tal escenario de tensión entre los sindicatos y el gobierno es que vuelve a escena Vázquez. Sin confirmar o desmentir pretensiones para 2014, Tabaré salió al salvataje. El ex–mandatario no salió en defensa de su amigo y colaborador el Dr. Fernández, por la derogación del Art. 76 de la Ley 2230 y la causa de los Peirano, ni de su Vicepresidente, el Senador Nin, en virtud del pedido de desafuero por “errores” en sus declaraciones juradas patrimoniales, pero si lo hizo por el gobierno actual. Una frase explica su preocupación: “…si falta la unidad, vamos a perder las posiciones que hemos ganado…”. Aunque los entendidos piensen que aún no está en juego el 2014, Vázquez no quiere ser sorprendido y pone su liderazgo en juego apoyando a Mujica. Al mismo tiempo Mujica se pregunta “están o no con el gobierno”.


A esta altura algún extranjero podría pensar que la oposición está en la situación soñada. Sin embargo, no se sabe bien si es por dificultades propias o por las circunstancias económicas, la oposición no logra aprovechar la oportunidad. Luego de una “luna de miel” política, propiciada por su incorporación a los organismos públicos, cada sector de la oposición ha desarrollado una estrategia diferente con la proa claramente enfilada hacia el ciclo electoral de 2014.


El Senador Larrañaga, líder de Alianza Nacional, ha tomado el lugar del “facilitador” en relación con el gobierno. A partir de una relación personal privilegiada con el Presidente, y a través de votar algunas iniciativas del mismo, se planta, y a su sector, como el más cercano al FA. Ya concluido el proceso electoral 2009-2010, él mismo había declarado que lo mejor para el Partido Nacional era no confrontar con el gobierno. Así, el líder parlamentario nacionalista busca volcar la interna a su favor en 2014 dándole una impronta “wilsonista” a su accionar. A tal punto se ha llevado adelante la estrategia, que Larrañaga y Mujica llegaron a negociar que respuesta dar a la iniciativa de reforma constitucional colorada sobre minoridad. La proximidad con el FA habrá que ver si le permite robar votos a la izquierda y mantener una aparente ventaja en la interna durante el resto del período pre-electoral.


A su vez, el Senador Lacalle ha sufrido el desgaste de la autocrítica blanca luego de la derrota en el Ballotage 2009. Sin embargo, la clave de la interna blanca parece seguir siendo cuál será su actitud frente al 2014. Dirigentes del propio Herrerismo, de cara a las elecciones de 2009, no fueron capaces de reemplazarlo y tuvieron que aceptar la vigencia de su liderazgo. En una reciente entrevista afirmó que no volvería a ser candidato, pero al final era "una broma". Según la última encuesta de Equipos Mori, Lacalle y Larrañaga dominan la interna blanca, con 26% y 31% de simpatía respectivamente. No obstante, la falta de espacio político, entre el Senador Bordaberry y Larrañaga, parece ponerlo en problemas ya que no logra pesar en la escena política.


Al mismo tiempo, con la seguridad de ser mayoría en el Partido Colorado, Bordaberry ha desarrollado su estrategia hacia 2014 con la idea de asegurarse el cupo opositor en la contienda. Entendiendo que comparte más votantes con el Senador Lacalle que con Larrañaga, ha decidido acercarse al “votante herrerista” y confrontar con el gobierno. Su estrategia se mueve entre calificar de “manso corderito” a Larrañaga hasta concluir que “al final Lacalle tenía razón”. Sus iniciativas en materia de seguridad han demostrado su poder para marcar la agenda y eso tuvo repercusiones en la ciudadanía. La última encuesta de Equipos Mori daría la razón a Bordaberry, sería hoy el dirigente opositor mejor valorado con un 35% de simpatía entre la ciudadanía, en su ambición de convertirse en el candidato principal del arco opositor. Sin rivales a la interna y con críticas acidas sobre su liderazgo habrá que ver si le es posible consolidar su posicionamiento en los próximos 4 años.


Para cerrar el año, y dejar la escena más complicada a futuro, la última acción del Presidente ha sido variar su relación con la oposición. Como resultado de la discusión del Presupuesto, la “Ilegalización” de la Caducidad, la inseguridad, el secreto bancario o la conflictividad laboral, la relación gobierno-oposición ha sufrido un cambio drástico. Así, Mujica pasó de ofrecer la "participación sin condiciones" en su gobierno, a sostener que la oposición "…parecería que adora que venga la crisis…".


Si bien “aún falta mucha tela por cortar”, la escena política parece estar montada de cara al futuro. Sólo el tiempo dirá si las tácticas elegidas serán tan útiles en el largo plazo como creen los actores que lo son en el corto. Y esperemos que no se hayan olvidado que el fin de todo el juego sigue siendo el bienestar de los uruguayos.